viernes, 18 de marzo de 2011

“Los cabellos de su cabeza están todos contados”: qué significa

En el Salmo 91, leemos que Dios promete protección total a los Suyos. ¿Cómo entender cuánto nos protege Dios?

Jesús dijo en una ocasión que no tuviéramos miedo, porque “los cabellos de la cabeza de ustedes están todos  contados” (Mateo 10:30). ¿Qué significan esas palabras, y cómo nos ayudan a entender que Dios nos cuida?

Según estimaciones realizadas, tenemos en promedio unos 100.000 cabellos en nuestra cabeza. El cabello es parte de nuestro adorno personal, y tiene un ciclo de crecimiento denominado ciclo capilar, que dura de 1-5 años. Cuando termina ese ciclo, el cabello cae  y luego de un período de tiempo, inicia su desarrollo en el mismo poro que el anterior. Por causa de este ciclo natural una persona que no tenga trastornos capilares, pierde al día de 80 a 200 cabellos. Sí, diariamente perdemos hasta 200 cabellos.

Nuestra cabeza y sus cabellos están en un ciclo dinámico de crecimiento y renovación. Nos levantamos esta mañana con una cantidad cierta de cabellos, pero al transcurrir el día, el número va cambiando. Si nosotros tuviéramos que llevar la contabilidad en tiempo real de cuántos cabellos tenemos, sencillamente estaríamos todo el día haciéndolo. Pero hay Alguien  que sí toma nota de cada uno de los cabellos que tenemos en la cabeza en número exacto, a cada momento del día: nuestro Padre “que está en los Cielos”.


Jesús hablaba de un concepto que era conocido para los judíos de su tiempo: que el cuidado providencial de Dios es tierno y guardando cada detalle de nuestra vida, hasta el que nos pudiera parecer “insignificante”, como el cuidado de nuestros cabellos.
Debemos reflexionar en estas palabras de Jesús y tenerlas presentes. Cada día, a lo largo del día, estamos enfrentando diversas situaciones y circunstancias. Es importante que tengamos claro que Dios conoce al detalle todo aspecto de nuestra vida, y que no debemos vivir en ansiedad y angustia, si sabemos que Dios como Padre amoroso, está al cuidado de nuestras vidas. No importa si nos preocupa la salud, nuestra situación económica, o cualquier otra circunstancia. Si Dios conoce cuántos cabellos tenemos, cosa que nosotros exactamente nunca hemos sabido (a menos que nos hayamos puesto a contarlos uno por uno), entonces, ¿por qué no orar al Padre, depositando en Él todas las cosas, y esperando Su bondad y amor en nuestras vidas?